De luz,
de sueños anidando el pecho desnudo.
De ojos buscando el mar en tierra.
De barco zarpando en medio de arenas...
Atravesó la mitad de mi vida.
Con pájaros en el alma agitando sus alas.
De añoranzas de amor grabadas sus pupilas...
habiendo todo un cielo trasparente en su mirada.
Traía el viento su nombre, melodía mía tan lejana
alma de mi alma llamando y en la voz, esa nostalgia.
Verlo,
reconocerlo.
El calor de sus manos.
El color de su voz ...
Y fue cierto entre lo incierto
el Hombre
que hizo de mi la primavera,
que
abrazado
a mi
cintura
sembró flores en mi piel... y sin dejar ningún lugar...
a dudas.
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Todos somos huella. Alondra
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