Es imposible el olvido
si su rostro aparece en todas
mis latitudes...
Es su recuerdo el que asalta
por estos lares.. por estos tiempos.
Y son sus raíces las que aun guardo
con tanto celo
en este anhelo ciego que hoy
me ensordece a voces y ecos.
Es cruel la costumbre de saberlo lejos.
No lleguar a tocarlo... no llegar a
habitar un centimetro de piel...
Ya no tiene nombre
y lo llamaré vacio,
niebla de mi vida,
sombra....
Damocles de mi tierra.
Pende de un hilo sobre él
el amor escrito con lagrimas
y hiel.
Porque no hay beso de miel
que pueda redimirlo.
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Todos somos huella. Alondra
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